Hace unos años, estaba escuchando la radio mientras conducía mi auto. Había un programa de viajes. Los invitados hablaron sobre sus expediciones a la Antártida. Me emocionaron mucho sus historias, la forma en que describían la gélida costa del continente daba una idea de algo único. Dijeron que se sienten como exploradores cada vez porque la Antártida cambia constantemente. Su portada se transforma de año en año, mostrando una cara completamente diferente de su belleza. Esta transmisión alimentó mi curiosidad y deseo de aprender sobre el misterioso continente. Creo que fue entonces cuando nació el sueño. Este informe permaneció en mi cabeza durante mucho tiempo. Busqué su velero varias veces en Internet, guardé el historial en mi memoria, pero no recordaba los nombres y el nombre del yate. Los encontré en Ushuaia después de tres años, un encuentro increíble con Piotr y Krzysztof a bordo del Selma. Les conté mi historia y mi sueño de que quería ir a la Antártida.
Viví en Ushuaia durante cinco meses, tiempo durante el cual me concentré en encontrar la manera de llegar a la Antártida. Esta es una historia muy interesante en la que me esfuerzo constante y persistentemente por lograr mi objetivo. El costo promedio del viaje es entre 6-8 mil dólares, no podía permitirme tal precio, todo lo que tenía que hacer era hacer: «autostop «. Conocí muchos barcos y veleros que traté de subir a bordo, y siempre resultaba de forma diferente, a veces me desanimaba, y otras veces me motivaba a seguir buscando. Creía que tarde o temprano mi sueño se haría realidad.
Extracto del libro: «Viaje intuitivo: un camino en dos direcciones»
Lo que pasa con los sueños es que aparecen en la cabeza y se quedan ahí para siempre. A veces son cosas pequeñas y se hacen realidad de inmediato, mientras que las más complicadas necesitan más tiempo. Están esperando su momento y depende de nosotros dejar que se desarrollen. ¿Nos daremos tiempo para implementarlos y seremos lo suficientemente valientes y consistentes para luchar por su cumplimiento? Tenemos muchos sueños durante nuestra infancia. Queremos convertirnos en actores, bomberos o atletas famosos, luego el proceso se desvanece y piensas menos en lo que puedes lograr en la vida. En Sur américa escuché una canción de Kevin Johansen donde el estribillo era «Qué lindo que es soñar, soñar no cuesta nada, soñar y nada más, con los ojos abiertos, qué que es soñar y no te cuesta nada más que tiempo- Que bonito es soñar, los sueños no cuestan nada, soñar y nada mas, soñar con los ojos abiertos, que bonito es soñar, no cuesta nada mas que tiempo.
Me encanta sumergirme en el mar de los sueños y nadar hacia ellos, es tan emocionante como su realización.
Los invito a conocer la historia, donde los llevaré al mar de los sueños. Te contaré cómo logré cumplir uno de mis mayores anhelos. Aprenderás el secreto de cómo tomar un crucero sin dinero y emprender el viaje más lejano, incluso tan lejano que la Antártida.